Certificación Energética: Proceso de evaluación que asigna una etiqueta energética a un edificio, indicando su eficiencia y ayudando a los propietarios a tomar decisiones informadas sobre mejoras.
Aislamiento térmico: Instalación de materiales aislantes en paredes, techos y suelos para reducir la pérdida de calor en invierno y mantener temperaturas más frescas en verano.
Ventanas eficientes: Uso de vidrios de baja emisividad y marcos aislantes para minimizar las pérdidas de calor y mejorar la eficiencia energética de los edificios.
Sistemas de calefacción y refrigeración eficientes: Adopción de tecnologías más eficientes, como bombas de calor, sistemas de calefacción radiante o climatización con termostatos programables.
Iluminación LED: Reemplazo de las bombillas tradicionales por luces LED, que son más eficientes y duraderas, reduciendo el consumo energético.
Domótica y sistemas de gestión energética: Implementación de sistemas inteligentes que controlan y optimizan el consumo de energía en el edificio, ajustando automáticamente la iluminación, la temperatura y otros parámetros.
Energías renovables: Integración de fuentes de energía renovable, como paneles solares fotovoltaicos o sistemas de energía eólica, para generar electricidad de manera sostenible.
Sensores de ocupación: Utilización de sensores para detectar la presencia de personas en diferentes áreas del edificio, permitiendo ajustes automáticos en la iluminación y el sistema de climatización según la ocupación.
Auditorías energéticas: Evaluación detallada de los consumos energéticos del edificio para identificar áreas de mejora y optimización.
Normativas y estándares: Cumplimiento de regulaciones y estándares específicos de eficiencia energética en la construcción y operación de edificaciones, que pueden variar según la región o el país.